Mientras que exporta el video con el que finalmente presentaré esta plataforma digital de contenidos, me he propuesto escribir esta entrada del blog. De hecho, ayer un amigo actor e improvisador teatral la lanzó «al aire» en Facebook. Le di una respuesta breve, pero creo que la cuestión merece ser ahondada.
Aunque a estas alturas del partido, ya sea un término muy conocido, ¿de qué hablamos al referirnos a marca personal? Podemos decir que se trata de llevar toda la estrategia de creación de marca (branding) utilizada para productos y servicios al terreno del perfil profesional. Es trabajar nuestra comunicación e imagen como profesionales.
Ojo, que he mencionado «marca personal» y lo he relacionado a perfil profesional. No he dicho «marca profesional». Esto quiere decir a todas luces que el aspecto profesional y el personal están muy relacionados. Y aquí podríamos meternos en un debate muy rico sobre la importancia del trabajo en el desarrollo personal, sobre los límites del trabajo y la vida personal. Pero por ahora miremos lo esencial de la marca personal, y respondamos a la pregunta del título (y veamos si es posible no caer antipáticos).
«…también hay que respondernos la pregunta por qué lo hacemos, lo que podríamos considerar que es el propósito.»
Lo esencial de la marca personal
Desde ya puede sonar abrumador esto de trabajar la marca personal porque podemos pensar que se trata de «controlar» mucho. Es decir, estar pendientes de cada publicación que hacemos, de cómo nos expresamos (palabras, vestimenta), de cuidar muchos formalismos. Y aunque puede ser importante (pues tampoco se trata de no pensar en lo que decimos), yo creo que, dentro del trabajo de branding, no es lo esencial. Vamos sobre esta idea, a la vez que la llevamos al terreno de los artistas.
Lo que le respondí a este amigo es básicamente que teníamos que tener muy en claro nuestra propuesta de valor. Esto es, lo que queremos otorgar a las personas (no nos quedemos en productos o servicios, vamos más allá). Pero no basta con esto, también hay que respondernos la pregunta por qué lo hacemos, lo que podríamos considerar que es el propósito. ¿Quieres un ejemplo? Un artista plástico cuyas obras son hechas con material reciclado (su propuesta de valor), y lo hace porque está convencido de que con ello podrá generar la conciencia necesaria para atenuar los efectos del cambio climático (su propósito). Alrededor hay otros conceptos como misión, visión y valores (los que ponen en la típica web de empresa pero se pueden llevar al campo personal), que abordaremos en otro momento.
Lo que les decía que era lo esencial del branding es la fidelidad a nuestro propósito (que puede ir evolucionando con el tiempo). Es decir que un día no quieras empoderar mujeres a través de las artes escénicas, y el otro quieras defender el patrimonio histórico de tu ciudad a través de vigilias ciudadanas. Que puedes simpatizar con ambos propósitos, sí, puedes. Es más, en algún punto del camino pueden encontrarse. Pero lo importante aquí es encontrar uno por el que en verdad digas «jo’, esto vale la pena, esto es lo que me llama, por este propósito me levanto cada mañana».
He dicho que puede evolucionar, que un día decidas no solo empoderar mujeres con teatro sino también a personas de la tercera edad, y luego a cualquier persona, o que te convenzas de que a través de las artes escénicas es posible crear líderes. Pero lo que sí cae antipático (o genera rechazo) es que, de la noche a la mañana, dejes de creer en ello y tu propósito sea otro completamente distinto. Nada peor que alguien que no sabe por qué hace lo que hace, y menos qué lo mueve a trabajar a diario.
There will be haters
Entonces, ya para resolver la pregunta del título, si conoces tu propósito lo menos en los que te deberías preocupar es en caer antipático. Y esto es porque simplemente es imposible agradarle a todos, siempre habrá quienes, por alguna razón, no estén de acuerdo con lo que buscamos a través de nuestro trabajo (artístico, en este caso). Es así que más que poner el foco en aspectos formales de cómo comunicamos nuestra marca personal, habría que hacerlo en si con lo que comunicamos nos mantenemos fieles a nuestro propósito y si hacemos que este resuene en las persona. Es muy cierto eso de que la gente olvidará lo que dijiste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir.
Quizá esto que he mencionado de los aspectos formales sea prácticamente un pecado para alguien que estudió Comunicación. Reitero que no se trata de publicar por publicar, de no tener en cuenta la ortografía o de hacer contenido sin pensar en quien nos lea (o nos vea). Lo cierto es que al final se diluirá si la propuesta de valor no es en verdad de valor, y no está sustentada en un propósito.
Ahora, podemos creer que caeremos antipáticos por publicar a cada momento y saturar o que la gente restará importancia a nuestro trabajo y seremos unos incomprendidos. Estos son dos temores que deben trabajarse por separado, a la vez que gestionamos mejor nuestra comunicación digital y el trabajo con las audiencias.
¿Y el propósito de un gestor cultural?
Ya estaba por terminar este texto y caí en cuenta que me había centrado en los artistas. Pero ¿qué hay de los gestores culturales? Sabemos que su trabajo se entiende como el de un hacedor de puentes entre el arte y la cultura, y la sociedad. ¿Te has planteado alguna vez tu propósito? ¿Por qué lo haces? No qué haces, sino por qué. ¿Qué te mueve a diario?
De todas formas, comparto el mío. Para mí, el arte y la cultura es un motor para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida y para mejorar como personas. De hecho, esto lo tengo en la portada del fan page, que ahora ha cambiado (da clic para un regalo). A partir de ahí he establecido que mi propósito es ahora mismo el de mejorar el trabajo en el sector ayudando a profesionalizar la figura del gestor cultural y que de esa forma ese «motor» tenga más potencia. ¿Que podrá evolucionar en un futuro? Quizá. ¿Que es ambicioso? Sí, pero hay que soñar en grande. ¿Que seguiré escribiendo al respecto? También, así que suscríbete.
Una advertencia final
No te digo que vayas por el mundo haciendo lo que se te de la gana sin que te importe nada, y sin respeto por el otro. Encuentra un propósito que claramente contribuya a que este mundo sea mejor (acorde a la verdad). Esta publicación se resume en hallar ese propósito, otorgar una propuesta de valor en torno a él, y mantenerte fiel. Y nada. ¡Nos vemos!